La Gui­tarra

La indus­tria de la magia está gober­nada por los dis­tri­bui­do­res. Ima­gí­nate un (mágico) mundo sin los comer­ci­an­tes. Sería depri­mente y abur­rido. Sólo sería la mitad de lo divert­ido que es.

Pero con los comer­ci­an­tes tam­bién viene el trá­fico de las copias. Prác­ti­ca­mente lo han des­ar­rol­lado con­vir­tién­dose casi en una forma de arte para enga­ñar al cli­ente. Hacen las descrip­cio­nes de los pro­duc­tos de una forma que arra­s­tra al cli­ente a la com­pra del mismo. La mayo­ría de esas copias enga­ño­sas dan importancia a hechos que no lo tie­nen, y ocul­tan los aspec­tos que en rea­li­dad sí tie­nen esa importancia.

Segu­ra­mente estarás más o menos fami­lia­riz­ado con el dis­tri­bui­dor. Pero requiere de años para apren­der a tra­tar con él. Durante esos años pagas ese apren­di­zaje medi­ante la prueba de ensayo y error. Nor­mal­mente requiere mucho tiempo y dinero.

guitar

Aquí viene mi truco per­so­nal para esto, y uno que real­mente hace más corto ese camino. Sim­ple­mente ima­gí­nate que estás en una tienda de música. Enton­ces ima­gina que quie­res com­pra­rte una gui­tarra. Ahora aplica la habi­tual “charla de ven­de­dor” a esto:

“¡Lo nunca visto!”
“Por pri­mera vez en la his­to­ria, secreto revelado!”
“Toca en cues­tión de minutos!”
“No requiere habil­idad! Se toca sola!”
“Des­em­pa­qué­tala y tócala!”
“Sin cuer­das, sin cuerpo, sin son­i­dos escondidos.”
“No requiere afinación!”
“Se puede tocar en cual­quier lugar, en cual­quier momento!”
“Pue­des tocar cual­quier canción!”
“Fácil de reiniciar!”
“Los espec­ta­do­res se sor­pren­derán cuando te escu­chen tocar con ella!”
“Per­fecto para espec­tá­cu­los infan­ti­les, ferias comer­cia­les, de hecho, para cual­quier tipo de público!”
“Ideal para cual­quier actu­ación de cerca!”
“Se guarda en pequeño pero actúa a lo grande!”

¿De ver­dad com­pra­rías esa gui­tarra? ¿O sim­ple­mente preg­un­trías por algo dife­rente y otros aspec­tos más importantes?

Dejé de creer en la publi­ci­dad y las copias de los dis­tri­bui­do­res de magia. No importa lo mucho que lo inten­ten o lo enre­vesada que sea la copia.

Ya no me creo nada.

Tiempo.